26 de abril de 2015

Patricia Gamboa. In memoriam


En la tarde del pasado viernes nos dejó Patricia Gamboa, nuestra primera directora y principalísima inspiradora del espíritu y diseño del IES Chaves Nogales. Su forma de ser y de posicionarse ante la vida -con ese cóctel de alegría, frescura, vitalidad e ilusión que transmitía por doquier- van a quedar grabados para siempre en los que tuvimos la suerte de compartir tanto con ella.

Patry era especial y, quizás por eso, no dejaba indiferente. El eco de su risa y sus bromas cuando, siempre con un trato suave, te hacía los encargos más insospechados hacían imposible negarle nada. Preclara y de fuertes convicciones, tenía una pasmosa habilidad para romper la burocracia inútil y centrarse en lo importante. Era una amiga y una mujer de ley. Un tesoro que nos acompañará y del que más de uno estamos, ya, echando mano.

Química preocupada por divulgar el conocimiento científico, hizo de la mejora de la educación secundaria un proyecto profesional de vida. Profesora en varios centros, asesora en el CEP de Alcalá y directora del IES V Centenario asumió con naturalidad y con la ilusión de crear algo grande, el encargo de pilotar la puesta en marcha de un nuevo instituto en Sevilla Este.  Fue el pasado curso en el mes de septiembre, durante las jornadas de formación que todo el profesorado de nuestro centro celebra anualmente, cuando nos pidió que cuidásemos su sueño, que no lo traicionásemos. Ella, que tanto luchó por él, nos confesó que se sentía orgullosa de nuestro Chaves Nogales.

Y aquí estamos. Tristes por su marcha pero firmemente comprometidos a seguir haciendo del IES Chaves Nogales un espacio acogedor, sincero, ilusionante y respirable. Un centro moderno para una sociedad moderna. Un centro digno a la altura de la idea que Patricia tuvo para él.

Hace ya algunos años, charlando con ella en su casa, descubrí como en la vitrina de un mueble del salón guardaba expuesto el texto de la “Elegía a Ramón Sijé” de Miguel Hernández. Me interesé por el detalle y me confesó que era la forma mejor que encontró para recordar a su hermano, al que siempre habían gustado los versos del poeta alicantino, y que ahora, como en un fogonazo, me han venido a la mente. Hoy, aquel “manotazo duro”, aquel “golpe helado”, aquel “empujón brutal” se han hecho de nuevo presentes y nos han arrebatado su presencia. Pero también hoy, cuando “tanto dolor se agrupa en nuestro costado”, nos reafirmarnos en seguir avanzando y en aprovechar “las aladas almas de las rosas” que la vida de Patry nos ha dejado y seguirá dejando. Seguro. Por ella.

José F. Garrido